EL BAÚL DE LOS RECUERDOS

Hoy es el turno de hablar de la primera animación que hice de modo independiente. El video de Yaso, segunda opinión. Lamentablemente la empresa ya no existe; pero el video es un buen ejemplo de otro de nuestros servicios.

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Este fue un encargo de un familiar. Creo que siempre es bueno partir por casa. Él y unos socios estaban armando esta empresa que daba una solución a un problema de la medicina que en ese entonces yo ni siquiera había pensado: la necesidad de tener segunda y hasta tercera opinión. Tuvimos un par de llamadas por teléfono donde me habló del producto y después de varias explicaciones, me quedé con una historia que él me contó. El marido de una de mis primas tuvo un accidente en bicicleta y utilizó el servicio porque no estaba convencido de si valía la pena operarse o no. A partir de eso, teníamos una historia que podía dar pie al video.

Ya no era un servicio anónimo, sino que era la historia de Matías, quien no sabía si operarse o no. A partir de esa historia, nos dimos cuenta de cuáles eran las ventajas del servicio y eso dio pie a un video de menos de 2 minutos en que explicaba la innovación a través de un ejemplo sencillo.

 

Para ese video hice el guión y un equipo entre un animador/dibujante con el que había trabajado y una diseñadora. Se podrán preguntar para qué una diseñadora si el animador ya dibujaba. De hecho, el diseño de personajes es de él. El problema, es que a mi no me convencía su uso de colores y su diseño de elementos. Por eso, como productor me vi obligado a ponerlo a trabajar con una diseñadora que le ayudaría a afinar los detalles que le faltaban. Eso mejoró mucho la calidad del video.

Desde entonces, he trabajado en múltiples videos animados y, a pesar de que sé animar, me di cuenta que aporto más desde el guión y la producción.

En temas de guiones me he vuelto un experto en encontrar la manera de construir un relato, incluso en los temas más áridos, y por otro lado, he tenido que aprender a pensar en imágenes.

Una herramienta que me ha ayudado mucho a pensar ideas es, simplemente usar google. A veces en los videos más áridos es dificil graficar conceptos, por lo que busco el concepto en las imágenes de google y veo cuál es mi mejor alternativa.

En el ejemplo, uno de los conceptos a graficar era la andragogía. La andragogía es la ciencia que se dedica al estudio de la educación de adultos; sin embargo, el cliente la definía como la ciencia que ordena el conocimiento en los adultos. El concepto clave elegido para graficar era conocimiento; la búsqueda de google inspiró esa escena. Sin embargo, se le agregan otros elementos, como desordenar la palabra andragogía y ordenarla cuando la locución explica que esta es la ciencia que ordena el conocimiento de los adultos.

 

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A la izquierda, el resultado de Google; a la derecha, nuestra reinterpretación.

Desde entonces, me he dedicado a hacer guiones y armar equipos para que animen, diseñen y hagan la locución. Aunque a veces animo, cuando es necesario.

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Corría el año 2015 y tras dos años de trabajo, sin contar la elaboración del proyecto, ya tenía listo ¨Vigías al Fin del Mundo¨ el documental sobre los faros del Estrecho de Magallanes y cómo George Slight logró iluminar esa ruta, terminando su labor en 1914.

De pronto, en la Facultad, querían hacer una reunión para escuchar nuevas ideas de documental. Yo no tenía ninguna. Estaba quemado en el aspecto creativo por haber terminado recién este documental y no tenía ninguna ocurrencia.

Pero a uno de los miembros de la reunión se le ocurrió una idea. Quería hacer un documental de la Alameda, a él le llamaba la atención como una de las avenidas más, si es que no LA más, importante de Santiago, que también tiene una importancia histórica. Además le parecía interesante saber ¿Dónde empieza? ¿Dónde termina?, como una metáfora de un país sin un rumbo claro De ahí en más, surgió una pesadilla para mí, pues este se transformó en un proyecto sin un rumbo claro.

La verdad es que la principal dificultad que tuve con el proyecto es que no quería hacerlo, y por eso nunca logré encontrarle la vuelta. En la facultad querían hacer documentales históricos, esta vez alejarse un poco de la historia de una persona, como fue el caso de George Slight, y yo no sentía ninguna atracción por la Alameda como tema.

Pero por mi personalidad, yo me sentía responsable del proyecto, y poco a poco fuimos – junto a Nano, los mismos que hicimos el documental de los Faros – los que estábamos más metidos en el proyecto. No lograba avanzar y encontrarle la vuelta de tuerca, así que me asignaron a un grupo de Proyecto de Título, a quienes les asigné la elaboración de una propuesta de serie documental y la grabación de algunas entrevistas. Trabajamos un semestre dando forma al proyecto y eso me llevó a poder formular un piloto con ayuda de otra profesora de la Facultad, la Trini Herrera, experta en guión. Y empezamos a grabar. Queríamos tener conductores, así que hicimos un Casting y terminamos trabajando con una ex alumna de la Facultad que tenía experiencia en la TV. Con ella nos fuimos a grabar una jornada al cerro Santa Lucía.

Conseguir permisos para grabar en el cerro Santa Lucía no es fácil. Hay que llenar un formulario y esperar a que el consejo municipal discuta el tema. El formulario está pensado para grandes producciones, por lo que me imagino que les resultó extraño discutir sobre dos cámaras, sin iluminación y con un equipo total de 4 personas. Al cerro invitamos a 2 entrevistados externos y a un profesor experto en Santiago y efemérides históricas y estuvimos media jornada grabando. Fue intenso, pero lo logramos.

Entre los invitados teníamos a Rubén Stehberg, Historiador del Museo Histórico Nacional y experto en la presencia de Incas en Santiago. Fuera de contarnos la atracción que tenían los incas por el cerro Santa Lucía y de que la Alameda se constituyó en lo que había sido el final del Inca, me comentó que tenían unas vasijas incaicas con más de 3.000 años de antiguedad en el MHN. Me invitó a grabarlas cuando quiesiera, pasando por los debidos permisos previos.

En una segunda jornada, entrevistamos a un monje franciscano en la Iglesia de San Francisco, la más antigua de Santiago. Luego edité un episodio de 30 minutos con Nano, pero no sabía como continuar con la serie, por donde encaminarla y cómo lograr llegar a puerto con el proyecto.

Ahí el proyecto se estanco, yo seguía sin convencerme y no sabía cómo sacarme el proyecto de encima. Me sentía culpable por no haber dicho que no quería hacerlo y sentía que ya habíamos gastado muchos recursos para avanzar (un proyecto de título y 400 mil pesos en tomas aereas de drone del centro), no veía vuelta atrás. Claramente, me estaba enredando solo y me ahogaba en un vaso de agua.

Llegó un profesor nuevo y me ayudó a armar una propuesta de webserie, con capítulos de 10 minutos sobre la alameda, sin conductores. Reedité el piloto y eliminé la presencia de conductores. Pero el proyecto seguía sin convencerme y no le veía vuelta.

 

Entonces se me ocurrió una idea, quería formular otro proyecto; pero para vender mi idea dentro de la facultad realizaría un piloto. Por alguna razón que no recuerdo me encontré con el Taller 99 de Nemesio Antúnez, me conseguí documentos de la historia del lugar y coordiné para ir a grabar un día. Estuvimos con un jóven artista y su mentor.

Creo que el piloto fue bueno; pero no logré convencer. Por una parte estaba dejando botado el documental de la alameda, sin haberlo terminado y sin haber dicho nunca que no me interesaba hacerlo. No era profesional dejarlo a mitad de camino.

Después de haber estado trabajando en un proyecto que no me interesaba por cerca de 2 años, aprendí algunas cosas. La más importante es que, por mucho que queramos cumplir y nos dé miedo decir que no a ciertas tareas que nos den. Siempre es bueno ir con la verdad por delante. Es verdad que siempre nos van a tocar cosas más o menos agradable. Pero acabar liderando un proyecto en el que no estaba convencido fue sólo mi culpa. Nadie me pidió que me hiciera cargo y siempre hubo un ambiente abierto en el que yo debí decir que no me interesaba el proyecto, que necesitaba más tiempo para pensar.

Por otro lado, aprendí que siempre es bueno estar trabajando en más de un proyecto a la vez y que estos estén en diferentes etapas de desarrollo; así, al terminar un proyecto, con algún grado de éxito, se puede aprovechar el impulso. Por último, siempre habrá proyectos que se caigan. Y por eso es esencial tener más proyectos en carpeta. Para no quedarnos de ociosos. Es bueno ir anotando nuestras ideas y darnos el tiempo de transformar algunas de estas en proyectos, otras tendrán piloto, y alguna de ellas llegará a cerrar de modo exitoso.

 

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Hacia 2016 o 2017 cuando me iba al trabajo en auto escuchaba las noticias de la radio. En realidad es una costumbre que tengo desde que estudiaba periodismo, y que sigo practicando. Pero el punto es que ese año escuché en dos programas distintos que se estaban lanzando libros sobre el pan Chileno. Uno de ellos es El Pan en Chile, del otro libro, no recuerdo el nombre. Pensé que sería una excelente idea hacer un documental sobre el pan en esta flaca y larga tierra. Por una parte, tenía ya 2 libros como fuente de información. Por otro lado desde hace un tiempo sabía que Chile es el segundo país en el mundo en términos de consumo per capita de pan. Somos un país de pan, y pensé que hacer un documental sobre el tema sería una buena idea.

El problema es que en Junio de 2017 yo partiría a Chicago a estudiar mi MFA in Documentary Media en Northwesern, gracias a Becas Chile…así que pensé que no podría realizar el documental.

Sin embargo, en 2018 tenía que comenzar a pensar en mi Tesis (un cortometraje documental de aproximadamente 20 minutos). Fui donde un profesor y le comenté que tenía 3 ideas: por una parte tenía una fascinación con un proyecto en Washington que se dedicaba a enterrar a personas fallecidas en un bosque y los transformaba, básicamente, en compost; en segundo lugar, rondaba en mi cabeza la idea de hacer un documental sobre el sacerdocio; y en tercer lugar, seguía pensando en este documental del pan.

Finalmente, con la ayuda de mi profesor opté por el documental del pan. La verdad era un tema que me seguía interesando, además me forzaba a viajar a Chile por un periodo con lo que podría presentar a mi primera hija, recién nacida, a mi familia (en la fecha del viaje ya tenía más de 6 meses).

Entonces compré el libro del pan y comencé mi investigación a partir de él y de internet. En paralelo, para el curso del profesor tuve que realizar una prueba de concepto; que consistía en hacer una primera versión, lo más similar posible, sin presupuesto. Para eso contacté a una panadería mexicana en Chicago y me fui a grabarlos de madrugada en su proceso de realización del Bolillo. Lo más duro de eso fue tener que levantarme a las 1 de la mañana para estar allá a las 2:30 grabando, sobre todo que esto fue a pocas semanas del nacimiento de mi hija, por lo que ya tenía el sueño bastante interrumpido.

A continuación les dejo el resultado de esa prueba de concepto.

Para la prueba de concepto no recuerdo a cuantas panaderías llamé. Sólo sé que agradezco la cordialidad de la Central en el centro de Chicago, que me recibieron en la madrugada y que me dieron a probar bolillo recién salido del horno. El proceso de grabación consistió en seguir dos veces desde cero el proceso del pan, por lo que estuve, al menos hasta las 6 de la mañana grabando.

Algo que me sirvió, fue darme cuenta que para el futuro debía pedir que apagaran la radio, para no tener problemas de derechos de autor.

Al leer el Libro El Pan en Chile, me enamoré de una panadería, de la que no quiero dar muchos detalles para no dejar a nadie en evidencia. Digamos que era muy tradicional y de pueblo. Quería hacer el documental sobre ellos, lo que me llevó a preguntar en foros y por facebook si es que alguien tenía alguna forma de contactar con la panadería, ya que no encontraba ningún dato de ellos. Una persona me respondió por Facebook y me dio el celular del dueño. Durante 3 meses estuve hablando con él y me dijo que quería participar del documental, pero en una conversación le hice preguntas que le molestaron y eso me dio mala espina. Seguía diciendo que cuando estuviera en Chile lo llamara y que podríamos hacer el documental. Todos los documentos previos los desarrollé con esa idea en mente; pero de todas maneras me busqué un plan B.

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El Plan B fue La Superba en Valparaíso. Esta no aparecía en el Libro, y no recuerdo bien cómo llegué a ella. Sólo se que encontré unos videos en Youtube y que me di cuenta que Mirella Bonino podría ser un tremendo personaje para mi documental. Como la investigación original era de la otra panadería seguí con la idea de hacerlo sobre el proceso de la Marraqueta y en el camino me encontré con muchos elementos que ayudarían a seguir esa ruta; sin embargo, hoy en día me pregunto si no habría sido mejor idea haberme centrado en su herencia italiana. Creo que la obsesión era el pan y Chile, por eso la herencia no me hizo sentido. 

Al llegar a Chile llamé a la otra panadería y me cancelaron. Al día siguiente fui donde Mirella y planificamos 3 días de rodaje. Un día con ella, un día con el panadero Don José y un día con su mamá. Yo viajaba todas las madrugadas desde Curacaví a Valparaíso, dado que en Curacaví tenía alojamiento con familiares de mi señora, y así se dio el rodaje del Pan de Cada día. La post producción duró un año con diferentes direcciones y cortes. Con ayuda de los comentarios de mis compañeros e incluso una compañera que me rehizo un corte, logré llegar al corte final. Acá se los comparto. 

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Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.